dimarts, 24 de juliol del 2007

Se puede conseguir

Insistiré a publicar articles de Xavier Sala i Martín. Aquest va aparèixer en La Vanguardia dia 23 de gener de 2005.

La catástrofe económica más significativa de los últimos cien años es la de los países africanos, que han terminado el siglo XX más pobres de lo que lo empezaron. Reconociéndolo, la ONU, a través de su principal economista y profesor de la Universidad de Columbia Jeffrey Sachs, ha lanzado un plan que reclama el 0.5% del PIB a los países ricos para dedicarlo principalmente a solucionar los problemas más inminentes de salud pública en África. El gobierno inglés, por su lado, ha organizado una cumbre de la pobreza donde pretende fomentar un gran plan Marshall de ayuda al desarrollo africano. Los presidentes Thabo Mbeki de Sudáfrica, Olusegun Obasanjo de Nigeria, Abdelaziz Bouteflika de Argelia y Abdulaye Wade de Senegal han desarrollado el plan NEPAD (New Partnesrhip for African Development) los países africanos se comprometen a reformar sus instituciones y a montar mecanismos de control entre países africanos a cambio de un aumento de la ayuda internacional. Todos estos planes y proyectos van a estar en el punto de mira de los analistas económicos internacionales durante el año que ahora empieza. Todos intentan solucionar uno de los dramas más importantes a los que se enfrenta la humanidad.

Seis factores han impedido e impiden el desarrollo económico de África. El primero es la falta de seguridad debido a la violencia que plaga el continente: la economía no puede funcionar en un marco de incertidumbre bélica. El segundo elemento es el de las pandemias. Tanto el anófeles gambiae y como el plasmodio, mosquito transmisor y protozoo que causa la malaria respectivamente, han desarrollado resistencia a los tratamientos tradicionales, cosa que ha disparado la incidencia en los últimos años. El SIDA, por su parte, está causando estragos entre la población del sur del continente y la incidencia en países como Botswana, Sudáfrica, Lesotho, Namibia, Swazilandia y Mozambique se acercan al 30% de la población. Las consecuencias económicas de estas pandemias son incalculables: 14 millones de huérfanos deambulan por África sin la ayuda económica y moral que dan los padres; la esperanza de vida vuelve a bajar después del progreso hecho durante el siglo, cosa que reduce los incentivos de los ciudadanos a estudiar, a ahorrar e invertir; las empresas abandonan el continente debido al elevado coste de educar a una mano de obra que no llegará a la edad de 30 años; la sanidad acaba devorando el dinero del erario público y reduciendo la capacidad de invertir en las instituciones. La malaria y el SIDA tienen, en definitiva, devastadores efectos económicos que van mucho más allá del simple problema sanitario.

El tercer factor es la falta de inversión: los países africanos invierten cerca del 5% de su PIB (comparado con el más del 20% de la OCDE y el más del 30% en los países asiáticos). Lo peor del caso es que la mayor parte de la inversión es pública, y ya se sabe que ésta tiene la nefasta tendencia a ser esencialmente inútil. En los años setenta, el gobierno socialista de Tanzania invirtió millones de dólares en una empresa pública de zapatos llamada Morogoro. La empresa debía fabricar zapatos para toda la población del país y, además, exportar millones de unidades a Europa. La fábrica cerró en 1990, con unas pérdidas de miles de millones de dólares sin, lógicamente, haber exportado un solo zapato en los veinte años que duró la payasada. Este sólo es un ejemplo de los muchos que se pueden encontrar en un continente flagelado por la incompetencia del sector público.

Un cuarto factor adverso es que África está llena de estados con instituciones deterioradas: La ineficacia a la hora de garantizar la ley y el orden (que, desde Adam Smith, los economistas han considerado como fundamentales a la hora de generar progreso económico) limita la capacidad de muchos países de crecer y desarrollarse. La corrupción rampante ahuyenta a las empresas y reduce la inversión directa extranjera. La falta de propiedad privada hace que infinidad de individuos se vean privados de la capacidad de pedir prestado, crear negocios y prosperar. Todos estos fracasos del sector público acaban imponiendo barreras al desarrollo y el crecimiento económico.

La quinta barrera es la falta (repito, falta) de globalización: a diferencia de las asiáticas, las economías africanas están esencialmente cerradas. La mundialización económica se podría definir como el libre movimiento de capital, trabajo, tecnología y mercancías. Que la globalización no ha llegado a África es patente: ni el capital extranjero invierte en el continente, ni sus ciudadanos pueden emigrar libremente a los países desarrollados (si emigrar fuera fácil no arriesgarían sus vidas para cruzar el estrecho en peligrosas pateras), ni las tecnologías que tenemos en los países ricos acceden rápidamente al continente africano, ni los africanos pueden vender sus productos en los mercados internacionales. Y no lo pueden hacer, entre otras cosas, por culpa del proteccionismo agrícola practicado por europeos, norteamericanos y japoneses, países que se bajan los pantalones ante los lobbies agricultores que extraen monumentales y obscenos subsidios públicos que no sólo empobrecen a los contribuyentes del primer mundo sino que arruinan a millones de granjeros del continente africano.

Finalmente, uno de los problemas más importantes para el desarrollo de las economías africanas es la falta de educación. La formación de la población es uno de los pilares fundamentales del proceso de desarrollo económico. Sin ir más lejos, los países asiáticos han hecho esfuerzos monumentales de inversión en escolarización. En este sentido, dos tipos de costes impiden que millones de niños africanos vayan al colegio. Por un lado están los costes directos de matrículas, uniformes, libros, comida y transporte. Por otro lado están los costes de oportunidad: muchas familias pobres no pueden sobrevivir sin los ingresos que aportan los niños. Si ir al colegio comporta la pérdida de esos ingresos, la familia acaba decidiendo que el niño abandone la escuela.

Para solucionar este abanico de problemas hace falta la cooperación de todos. Los líderes políticos africanos deben abandonar los conflictos bélicos y poner su casa en orden eliminando la corrupción y fomentando la ley, el orden, la propiedad privada y la economía de mercado. Los estados ricos deben encargarse de financiar la investigación médica que lleve al descubrimiento de vacunas contra el SIDA y la malaria y deben abandonar sus políticas agrícolas proteccionistas. Las instituciones internacionales (Banco Mundial, FMI y ONU entre otras), deben redirigir todos sus fracasados programas de ayuda al desarrollo poniendo más énfasis en los problemas de salud pública. Las iglesias deben abandonar su dogmatismo sexofóbico y fomentar la utilización de preservativos para evitar la extensión del SIDA. Y, finalmente, los ciudadanos de a pie pueden colaborar con las ONGs que dirijan sus recursos de manera eficiente con el objetivo de incentivar la educación de los niños para los que es demasiado caro ir a la escuela y fomentar los incentivos a la creación de pequeños negocios que ayuden a los africanos a salir por si solos de la situación de pobreza a la que se ven condenados.

La humanidad tiene un problema… pero un problema que se puede solucionar: hace cuatro décadas, Asia era más pobre que África. El espectacular crecimiento económico de Oriente no sólo ha invertido la situación sino que nos ha demostrado que escapar de la pobreza en pocos años es un objetivo que se puede conseguir.

dissabte, 14 de juliol del 2007

Independència de Catalunya: la viabilitat econòmina

Aquest article és de Xavier Sala i Martín. El va escriure el 1998 per a una conferència que va donar a Òmnium Cultural. Encara que el Fòrum se centri en el liberalisme a Menorca, és un text prou interessant ja que hi tracta magistralment, com sempre, el tema del dèficit fiscal.


INDEPENDÈNCIA DE CATALUNYA:

LA VIABILITAT ECONÒMICA




Hi havia una vegada un Estat de 6 milions de persones que tenia una àrea de 40.000 quilòmetres quadrats. El país tenia com a veïns dues grans potències europees tradicionalment colonialistes, les llengües de les quals amenaçaven constantment l'existència de la llengua local. La població autòctona, per tant, es veia obligada a parlar dues (o més) llengües. La renda per capita d'aquest país era francament elevada; una de les més altes del món. Tot un èxit econòmic.

Ficció o realitat? Quan es parla de la independència de Catalunya, la primera pregunta que els no economistes em fan a mi (que sóc economista) és si Catalunya seria viable com a nació independent. Si Catalunya no fós viable com a economia independent, la descripció que he fet al paràgraf anterior seria pura ficció ja que no podria pas existir. Curiosament, però, el país que he descrit és absolutament factible ja que és un país que existeix i és independent: es tracta de Suïssa. Suïssa té uns 6 milions d'habitants i uns 40.000 quilòmetres quadrats. Suïssa és un país envoltat per dues potències tradicionalment colonialistes (Alemanya i França) i l'idioma local, el suís-alemany (que és diferent de l'alemany) es veu amenaçat pel francès i l'alemany (a més de l'italià, parlat per una minoria al sud del país). Per tant, abans de començar a parlar ja es veu que els arguments que es donin en contra de la viabilitat de Catalunya com a nació independent són bàsicament erronis: si Suïssa és viable (i no només ho és si no que és el segon país més ric del món), per què no ho ha de ser Catalunya si, a sobre, el nostre país no està a dalt de les muntanyes, té sortida al mar i està molt mes ben comunicat amb la resta del món?

En aquest escrit intentaré analitzar els arguments que els anti independentistes utilitzen per tal de dir que Catalunya no és viable com a país independent.

L'argument més comú és dir que Catalunya és massa petita per a poder ser un país independent. La veritat és que cap economista seriós pot estar d'acord amb aquesta afirmació. D'una banda, no hi ha cap teoria econòmica raonable que digui que un país ha de tenir un mínim tamany per a ser viable o que els països grans són més viables que els petits. D'altra banda, si aquesta teoria existís, seria totalment errònia ja que, al món en què vivim, no és cert que el nivell de renda per capita o la taxa de creixement de l'economia estiguin relacionats amb el tamany d'un país (mesurat, per exemple, per l'àrea o la població). És simplement fals que els països més grans són els més exitosos econòmicament. I si no, com és que entre els països més pobres del món hi ha tres dels països més grans: la Xina, l'Índia i Rússia? I com és que entre els més rics hi ha Bèlgica, Holanda i Suïssa?

Un altre argument en contra de la independència és que un país no pot prosperar sense recursos naturals com ara terra, gas o petroli, i Catalunya no els té. Això també és completament erroni. Per exemple, el Japó o els "tigres miraculosos" de l'Àsia oriental (Hong Kong, Taiwan, Corea del Sud i Singapur) no són productors de petroli o gas natural, i la terra fèrtil a la qual tenen accés és molt limitada (de fet, tant Hong Kong com Singapur són països d'una sola ciutat!). Tot i això, el creixement econòmic assolit per aquests països durant les darreres dècades ha estat espectacular.(1) És més, si apliquem aquest argument al nostre context, és cert que Catalunya, tot i gaudir de gran quantitat de terra fèrtil, no produeix alguns d'aquests recursos naturals... però Espanya tampoc. Per tant, la hipotètica independència no portaria cap pèrdua en aquest sentit.

De fet, hi ha arguments econòmics que porten a concloure que tenir recursos naturals pot ser dolent per al creixement a llarg termini (els economistes anomenen aquest fenomen, "malaltia holandesa" -de l'anglès: "Dutch disease"-). L'argument es podria resumir de la següent manera: quan un país té molts recursos naturals (com per exemple, petroli) dedica una gran quantitat de recursos a desenvolupar aquest sector i tendeix a oblidar els altres. En particular, tendeix a oblidar els sectors tecnològics i innovadors, que són els que generen els canvis tecnològics que garanteixen el creixement a llarg termini. Per tant, aquests països s'especialitzen en la producció de petroli o altres matèries primeres i no eduquen la població ni adopten tecnologies modernes, de manera que acaben sent més pobres del que haurien estat sense petroli. L'exemple típic de països que han patit aquesta "malaltia holandesa" són Mèxic i sobretot Veneçuela, països que s'han empobrit després d'haver descobert rics jaciments de petroli.

Tot i que aquest és un argument atractiu i que hi ha exemples que li donen validesa, la veritat és que si analitzem tots els països del món a la vegada (en lloc de només mirar Mèxic i Veneçuela) ens adonarem que no hi ha gaire relació entre la riquesa en recursos naturals i el creixement econòmic (a l'altra banda de l'argument trobarem exemples ja que els dos països africans més rics són Sud-àfrica i Botswana, dos països rics en recursos naturals, concretament en or i diamants). Per tant, si bé no és cert que tenir recursos naturals sigui bo, tampoc es pot dir que sigui necessàriament dolent.

La utilització de recursos naturals, òbviament, és indispensable si es vol assolir creixement econòmic. I, per tant, si un no en té els haurà d'aconseguir d'alguna forma. La manera més normal de fer-ho és a través del comerç internacional, i no pas a través de la submissió política. És més, en aquest sentit, pertànyer a un país petit és fins i tot favorable ja que això incentiva el govern i els agents econòmics a competir i millorar ja que l'alternativa proteccionista no és factible. Els problemes que té ara el govern espanyol per a tancar els famosos "astilleros" creats durant l'aïllacionisme de l'Espanya franquista no els hauria tingut mai, un govern català. Un Estat català, lògicament, hauria de ser un Estat obert al comerç amb tots els països del món (inclosa Espanya).

Un tercer argument en contra de la viabilitat econòmica de Catalunya és el següent: "No n'hi ha prou de competir amb els París, Londres, Nova York, o Hong Kong, sinó que ara també voleu competir amb Madrid?" Aquesta lògica també és fallaciosa. Les empreses catalanes ja es troben competint avui dia amb les empreses de la resta d'Espanya, siguem o no la mateixa unitat política. La competència interregional és tan o més gran que la internacional. Amb qui creu el lector que competeixen els hotels catalans de la Costa Brava? Certament ho fan amb hotels italians, marroquins i grecs, però també és cert que la gran competència ve de la costa del sud d'Espanya o fins i tot dels hotels de la costa tarragonina.

La hipotètica independència de Catalunya, per tant, no portaria cap augment substancial del grau de competència a què s'haurien d'enfrontar les nostres empreses. I si la portés, doncs benvinguda seria ja que, com a economistes i com a consumidors hem, d'aplaudir qualsevol augment de la competència ja que aquesta tendeix a portar millor qualitat i menors preus.

En aquesta línia, un altre argument en contra de la indepenència és que marxar d'Espanya seria "suïcida" ja que Espanya és el nostre mercat més gran. És ben cert que Espanya és el mercat més gran de les empreses catalanes. La pregunta, però és: per què? és a dir, per què els espanyols compren el nostre cava i estiuegen a la Costa Brava? Perquè ens estimen com a bons compatriotes que són? O potser perquè, donats el preu i la qualitat del producte, això és el millor que poden fer? Clarament aquesta darrera és la veritable resposta i, per tant, en la mesura que la independència no faci variar ni el preu ni la qualitat, els mercats no tindrien per què perdre's.

És molt normal que el mercat internacional més gran sigui el del país veí. El mercat més gran de Mèxic són els Estats Units Amèrica. El mercat més gran de Taiwan es la Xina i el mercat més gran de França és Alemanya. Ara bé, que potser això vol dir que aquests països han de passar a ser la mateixa unitat política? El lector creu realment que això és un argument favorable a què Mèxic passi a ser el cinquantaunè Estat dels Estats Units?

Hi ha gent que diu que la dissolució de països és, avui dia, anar contracorrent en un moment en què Europa cerca una moneda única, un sistema fiscal únic, un exèrcit únic, i fins i tot una unitat política. Parlar de separatisme i independentisme a finals del segle XX és antiquat i està fora de to. Crec que aquesta línia argumental tampoc no és acceptable per diversos motius. Primer, no és cert que la tendència a la creació de grans supergoverns com l'europeu sigui una tendència característica de finals del segle XX. De fet, l'any 1946 hi havia 74 països al món mentre que al 1995 n'hi havia 192. És a dir, si hi ha alguna tendència al món no és la de la reducció en el nombre de països sinó exactament a l'inrevés i, per tant, l'evidència en la qual es basa aquest argument és simplement falsa. Segon, la teoria es basa en el supòsit que la unitat política i econòmica és bona (i, per tant, anar contracorrent és dolent). Personalment, tinc enormes dubtes sobre la desitjabilitat de tot el projecte europeu, basat en la creació d'una superestructura burocràtica que acabarà per ofegar totes les economies europees. I tercer, no cal anar cap a la cooperació econòmica amb la resta dels països europeus des d'Espanya. Es podria fer perfectament des de Catalunya.

Finalment, l'argument més temut: "per a obtenir la independència, cal una guerra i això seria molt més costós que qualsevol benefici econòmic que se'n pugui derivar; que no veieu el que passa a Bòsnia amb la desintegració de l'antiga Iugoslàvia?". Això és mig cert i mig fals. És cert que la independència és indesitjable (i indesitjada) si el preu que hem de pagar per a obtenir-la és una guerra. El que no és cert és que l'única manera d'aconseguir-ho sigui una guerra. Històricament hi ha hagut dues maneres de dibuixar fronteres: la guerra i els matrimonis monàrquics. Tot i que no ha desaparegut del tot, el sexe reial ja no s'utilitza amb aquesta finalitat política. La guerra, per contra, encara s'utilitza. Ara bé, ens trobem a la porta del segle XXI i hauríem de tenir fe en la llibertat i la democràcia civilitzada. A més, la història de les darreries del segle XX ens fa ser optimistes en donar-nos una pila d'exemples de països com Txèquia, Eslovàquia, Estònia, Letònia, Lituània i moltes altres antigues repúbliques soviètiques que han assolit la independència de manera pacífica.

El progrés econòmic s'aconsegueix a base de tenir una població creativa i amb ganes de treballar, d'instaurar un sistema legal que garanteixi els drets de propietat dels inversors i que incentiva les empreses a innovar i adoptar noves tecnologies, de gaudir d'un sistema educatiu que ajudi la població a ser cada cop més productiva, i de tenir un bon govern que incentivi el comerç interior i exterior, que no ofegui l'economia productiva amb impostos excessius, amb una burocràcia arbitrària o amb corrupció intolerable, i que mantingui una estabilitat fiscal i monetària. Des d'aquest punt de vista, la independència seria indesitjable si es demostrés que uns hipotètics govern i institucions catalanes funcionarien pitjor que un govern i unes institucions espanyols. Avui dia no sabem com ho faria un govern català. El que sí sabem és com ho ha fet i com ho està fent un govern espanyol. I la veritat és que aquí les cartes no estan a favor dels espanyols.

La història recent ens mostra que la independència de Catalunya és cada com més viable. Els estudis recents mostren que l'augment del comerç internacional va lligat amb la viabilitat econòmica de nous països. L'argument és que el comerç internacional és un bon substitut de la unió política com a eina d'engrandiment dels mercats i a mesura que els mercats internacionals es fan grans, és menys necessari tenir un país gran per a poder vendre els productes de manera que quan el comerç internacional augmenta, les tendències independentistes també ho fan. En un article escrit darrerament a la Universitat de Harvard, els professors Alesina i Wacziar han demostrat que a la recent història del segle XX aquestes tendències es confirmen, la qual cosa vol dir que, no només la independència de Catalunya és factible, sinó que cada cop ho és més.

Amb aquest escrit he intentat deixar de banda el patriotisme i el nacionalisme romàntic per a centrar-me exclusivament en la viabilitat econòmica d'un Estat català. No estic dient que la independència segui desitjable (això seria un altre tema de debat(2)) o que no hi hagi arguments no econòmics que s'hagin de valorar a l'hora de demanar-la. El que sí que estic dient és que no hi hauria d'haver cap mena de dubte que la independència és absolutament factible des d'un punt de vista econòmic. Cal pensar-hi.




1. I això és cert fins i tot si tenim en compte la batacada financera que alguns (no tots) d'aquests països han patit recentment.

2. Un argument econòmic important que s'hauria d'utilitzar a l'hora de valorar els costos i els beneficis de la independència és el del dèficit de la balança fiscal catalana. El recent estudi de l'Institut d'Estudis Autonòmics estima que el dèficit de la balança fiscal catalana respecte d'Espanya durant els anys noranta ha estat d'uns 900 mil milions de pessetes aproximadament (tot i que la tendència recent ha estat a la baixa, la xifra segueix sent espectacular). Què vol dir, això? Bé, els catalans paguen uns certs impostos a Madrid. D'aquests impostos, una quantitat torna a Catalunya en forma de despesa pública, de pagaments de la seguretat social, etc. Una altra part, però, es queda a Madrid i mai no torna. Això és el dèficit de la balança fiscal catalana, i aquests diners han estat, durant els anys noranta, al voltant de 900 mil milions de pessetes. Per a fer-nos una idea de què vol dir 900 mil milions de pessetes, dividiu aquesta xifra per 6 milions d'habitants i us sortirà 150.000 pessetes per persona. Això vol dir que una família típica catalana de quatre membres (pare, mare i dos nens) paga cada any unes 600.000 pessetes a Madrid que mai no tornen. Que es pregunti el lector què faria amb 600.000 pessetes extres cada any: anar a Disney World (el de Florida, no el de París) tota la família cada estiu? Comprar-se una caseta més gran (600.000 pessetes cada any són 50.000 pessetes cada mes que es podrien utilitzar per a demanar un crèdit per a un habitatge més gran i luxós)? Comprar-se un cotxe d'1,2 milions cada dos anys? O bé comprar-se un BMW cada cinc anys? Es poden fer moltes coses amb 600.000 pessetes més cada any, oi que si? Doncs oblideu-vos-en perquè aquestes pessetes no tornen mai a Catalunya...i això és un cost econòmic important. El benefici principal de tot aquest espectacle, ens diuen, és la "solidaridad interregional". Però una cosa és la solidaridad i l'altra que et robin la cartera.

dimecres, 4 de juliol del 2007

DESDE CATALUÑA

Aquest article em sembla interessant per ser de qui és. L'autor és notari i no és/era nacionalista. Això no obstant, la seva reflexió el va dur a escriure el que transcric més avall.

DESDE CATALUÑA


JUAN JOSÉ LÓPEZ BURNIOL
Article publicat a El País, el 19 de maig de 2005

Hace más de un año, después de las elecciones catalanas y antes de las generales españolas, escribí 50 folios sobre la España plural con una finalidad estrictamente privada. Al final de aquel papel, concreté mis ideas en unas conclusiones. Tal vez hoy, cuando nos invade de nuevo cierta sensación de impotencia y barullo, sean de alguna utilidad para quien desee conformar su opinión oyendo antes a todos los implicados. Son éstas:

1. Cataluña es una nación. Es decir, Cataluña es una comunidad con conciencia clara de poseer una personalidad histórica diferenciada y voluntad firme de proyectar esta personalidad hacia el futuro mediante su autogobierno.

2. El autogobierno comporta la autorregulación de los propios intereses y el autocontrol suficiente de los propios recursos. Por tanto, el autogobierno no pretende recrear el pasado, sino que quiere administrar el futuro.

3. La autorregulación de los propios intereses comprende aquellas materias que determinan de manera directa la calidad de vida de los ciudadanos: sanidad, enseñanza, pensiones, infraestructuras, ordenación territorial, seguridad...

4. El autocontrol suficiente de los propios recursos constituye el presupuesto sin el que resulta ilusoria cualquier pretensión seria de autorregulación de intereses.

5. Este concepto de nación como resultado de la voluntad y del trabajo de los hombres y mujeres que la integran, más allá de su origen y de su cultura, tiene una extraordinaria potencialidad de futuro, al constituir un instrumento de efectiva integración que garantiza la subsistencia y asegura la continuidad del hecho nacional.

6. A resultas de un proceso multisecular e irreversible, Cataluña está integrada histórica, política y jurídicamente dentro del Estado español, de lo que se deducen dos consecuencias: primera, Cataluña ha de intervenir de manera activa en la conformación de la estructura y las instituciones del Estado, y segunda, los partidos catalanes han de procurar estar presentes en todos los centros de poder del Estado a su alcance, participando directamente en su gestión y asumiendo sin reticencias las responsabilidades correspondientes.

7. España no es para Cataluña una realidad ajena, sino el entorno inmediato en el que se desenvuelve su acción y a través del que se proyecta institucionalmente a Europa.

8. Durante la transición se planteó, una vez más, el problema político de la estructura territorial del Estado, al que se dio salida incluyendo dentro del pacto constitucional el diseño básico del Estado de las Autonomías. Este empeño tuvo su causa exclusiva en la necesidad de hallar una vía de solución al históricamente llamado problema catalán, ya que para asumir la peculiaridad vasca y navarra bastaba la disposición adicional primera de la Constitución. Y fue precisamente la voluntad de diluir la especificidad catalana la que impulsó la fórmula del café para todos. Un efecto contagio que se reproducirá inevitablemente en cuantas ocasiones Cataluña se proponga y logre profundizar en su autogobierno.

9. Cuando el legislador constitucional español implantó el sistema autonómico, puso en marcha un proceso dinámico que se rige por los principios que informan el propio sistema y se atiene a sus propias reglas. Este proceso consiste en una progresiva redistribución del poder político, concorde con el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado y respetuoso con la cohesión social y la solidaridad interterritorial, que inevitablemente desembocará en una estructura política de corte federal. Por lo que resulta contrario a la naturaleza de las cosas pretender cerrar el proceso autonómico. Si tal se quiere, lo que debe hacerse es suprimir el Estado de las Autonomías; pero no es posible quedarse a medio camino.

10. Pese a suponer un avance en términos históricos, el Estado de las Autonomías presenta límites de concepción y, sobre todo, de desarrollo práctico. Después de más de dos décadas, Cataluña no dispone de una capacidad de decisión política de carácter coherente y completo en las materias que personalizan su autogobierno, ni tampoco de una financiación equitativa. Por ello, la reforma del Estatuto de Autonomía y de algunos aspectos de la Constitución podría contribuir a corregir aquellas disfunciones, si dicha reforma se afrontara desde el consenso.

11. La propuesta de reforma del Estatuto se inscribe en el intento de proceder a una redistribución del poder político que sea congruente con la naturaleza plurinacional del Estado español.

12. La reforma estatutaria ha de reforzar el poder legislativo de la Generalitat para establecer políticas propias en ámbitos materiales completos ha de facilitar la configuración de la Generalitat como Administración ordinaria en Cataluña, ha de garantizar un espacio propio de autoorganización administrativa, ha de adaptar la Administración de justicia al marco autonómico, ha de regular la participación de la Generalitat en las instituciones y políticas estatales, ha de asegurar un espacio de proyección exterior de Cataluña y su participación en la Unión Europea, y -last but not least- ha de definir un modelo de financiación satisfactorio que comporte el incremento de la participación catalana en los ingresos del Estado y el traspaso de la Agencia Tributaria y, por tanto, de la gestión de todos los impuestos.

13. La reivindicación del autogobierno -y, en consecuencia, la modificación estatutaria- carecería de futuro si sólo la protagonizase la que algunos llaman Cataluña catalana. Pero lo cierto es que esta reivindicación ha sido asumida por la mayor parte de los ciudadanos de Cataluña sin distinción de orígenes. Es decir, también por las sucesivas oleadas de inmigrantes que la han hecho suya más allá de cualquier vibración identitaria, por lo que de ventajoso tiene para la mejor defensa de sus intereses y para la elevación de su nivel de vida. Por eso ha podido decirse con toda razón que el catalanismo político es un caudaloso río que admite afluentes de las más diversas procedencias.

14. La propia madurez del Estado autonómico ha generado la necesidad de algunas reformas constitucionales para culminar la configuración política de las comunidades autónomas y la eficacia del sistema en su conjunto. Las tres grandes reformas cualitativas que han surgido con fuerza en la última década como resultado de la evolución del propio sistema son: a) La participación de las comunidades autónomas en las decisiones de España como miembro de la Unión Europea. b) La institucionalización de las relaciones autonómicas de colaboración (conferencias especialmente). c) La reforma del Senado para permitir a las comunidades la participación en la legislación y en las grandes decisiones del Estado que les afecten.

15. La razón de la dogmática defensa de una Constitución que se proclama inmutable, así como del empeño en centrar las sucesivas campañas electorales en la unidad de España, se halla en la sesgada utilización del sentimiento nacionalista español efectuada por el núcleo dirigente del Partido Popular, que es refractario a la redistribución del poder político que una interpretación abierta del Estado de las Autonomías comporta. El nacionalismo español no es una excepción, y puede también convertirse en una herramienta de dominación. Esto explica el neo-españolismo: la voluntad de preservar en Madrid -esto es, en manos del grupo político-financiero-funcionarial-mediático radicado en la capital del Estado- la hegemonía peninsular.

16. La reivindicación catalana de más autonomía política y una financiación más justa exige el desarrollo del Estado autonómico implantado por el título VIII de la Constitución, y constituye el factor desencadenante de una segunda transición, en la que será de nuevo fundamental el impulso catalán y en la que también será irrefrenable el efecto contagio a las otras comunidades autónomas.

17. El catalanismo político ha sido y es un factor de modernización -de regeneración- de la vida pública española, que no ha tenido otro posible cómplice en España que el regeneracionismo surgido al calor de la Institución Libre de Enseñanza y encauzado a través del Partido Socialista. De ahí que, históricamente y también en la segunda transición, sólo sea pensable un cambio profundo en España a resultas de un pacto inicial entre ambas fuerzas políticas: la izquierda socialista y los nacionalismos periféricos, a los que inevitablemente se unirán otras comunidades -como Andalucía- sin tradición nacionalista, pero con firme voluntad de autogobierno.

18. La segunda transición que ahora se inicia culminará, si prospera, con la consolidación de la única España posible: una España plural de estructura federal. Resulta lógica, por tanto, la resistencia de los máximos beneficiarios del actual esquema de poder centralizado, que verán fuertemente erosionada su situación de privilegio a causa de la efectiva redistribución de poder político que todo Estado federal implica. De ahí la rudeza de su reacción: defienden sus intereses.

19. La segunda transición ha de acometerse con voluntad de consenso y espíritu relativizador. Se trata de buscar una solución para aquí y ahora. Para siempre es una aspiración que sobrepasa a la política.


Free Website Counter
Free Counter